El Camino del Emprendedor
En tan solo un pequeño instante, tan corto como un relámpago, una idea aparece en nuestra mente consciente. No sabemos bien como llegó; quizás estuvo allí desde siempre o fue concebida por un conjunto de otras ideas que eligieron ese particular momento para mostrárnosla. Lo cierto es que la idea se hace visible y el cuerpo responde con emoción. Nuestra parte lógica reacciona atacándola con toda su artillería para asegurarse que cumple con sus estándares, si logra sobrevivir, será sometida a un sinfín de pruebas. El entusiasmo se desborda y lucha por liberarse para ir a abrazar a la idea y acompañarla hasta que la decisión de llevarla a cabo es tomada por nosotros.
Todos los que alguna vez nos animamos a emprender, tuvimos ese día de inspiración, sucedido por varios días de entusiasmo e ilusión. Así comienza el camino del emprendedor. Dibujamos las ideas en un papel o una planilla de cálculo y nuestra idea va tomando forma de proyecto.
Imaginamos el camino que nos proponemos a atravesar para lograr el objetivo, con todos sus posibles obstáculos y éxitos. Soñamos con un plazo de tiempo y el tamaño que lograremos alcanzar. Sabemos que no será fácil, pero aun así, tenemos la valentía suficiente para convertir el proyecto en un emprendimiento.
Todo es perfecto, la vida nos sonríe y el sueño comienza a hacerse realidad hasta que de pronto... El camino trazado comienza a complicarse. Lluvias, vientos y tormentas nos hacen desviarnos buscando caminos alternativos. Los obstáculos que habíamos calculado en la etapa de planeación, no son ni la mitad de los desafíos que realmente nos toca enfrentar. Es probable que las tormentas nos den una dura sacudida y hasta podemos golpearnos contra el piso. Sin embargo, el emprendedor que ama su emprendimiento, deberá levantarse y seguir adelante. Requiere mucho esfuerzo, trabajo, tiempo, dedicación, pasión y un deseo ardiente para llegar a destino.
La mayoría de los emprendedores comienzan sus proyectos sin los recursos necesarios. Ya sean económicos, colaboradores, experiencia o conocimientos. Es poco probable que inicien sus emprendimientos con el apoyo de los mejores profesionales en cada área. La mayoría, comenzamos con algún amigo o familiar que cree en nuestra idea y se entusiasma con nosotros. Nos toca ser vendedor, gerente, administrativo, creativo, operario, comunity manager, telefonista, diseñador gráfico y un largo etcétera hasta que el crecimiento nos permita contratar a especialistas de cada área. Sin dudas los emprendedores tenemos nuestra preferencia hacia ciertas tareas y áreas de la empresa, dándole prioridad y postergando las otras. ¿Qué emprendedor no se encontró alguna vez con una pila de papeles para ordenar antes de llevárselas al contador? Es totalmente normal y parte del proceso de forjarnos como empresarios. Deberemos cumplir tareas con las que no nos identificamos y no resonamos, pero el objetivo mayor debe ser nuestro incentivo. El emprendimiento debe crecer tanto como para poder pagar a quien disfrute de esas tareas. Atravesar esta etapa nos resultará de utilidad para conocer todos los sectores de nuestra empresa y poder así, tomar mejores decisiones en el futuro, cuando ya tengamos un equipo de trabajo conformado.
Tener una visión clara a la que queremos llegar con nuestro emprendimiento, nos ayudará a recorrer el camino. Esa visión debe ser tan detallada, que el solo hecho de observarla, nos emocione tan intensamente, que nos haga ir hacia adelante en cualquier circunstancia. El objetivo final es mucho más poderoso que el más amargo de sus pasos.
El camino será más sinuoso de lo que podemos imaginar, nos tocará hacer trabajos que seguramente nunca estuvimos dispuestos a aceptar hacer para otros. No será fácil y no siempre tendremos apoyo. Nuestros amigos y seres queridos que no son emprendedores, no entenderán que es lo que nos mueve. Nos llevará mucho más tiempo de lo planeado. Vamos a querer abandonar muchas veces. Nos preguntaremos si es para nosotros emprender. Estaremos nadando solos con el agua al cuello muchas veces. Sentiremos los piedrazos del fracaso pegar a nuestro alrededor y estará en nosotros la decisión de seguir peleando hasta triunfar. Al final, habrá valido cada minuto invertido. No solo tendremos éxito en nuestro emprendimiento, también habremos crecido interiormente y fortalecido nuestro amor propio.
Fabricio Grillo